jueves, 29 de julio de 2010

Tailandia ofrece el turismo de meditación como alternativa para los que buscan algo diferente

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No buscan comodidades, sencillamente prefieren dormir en una pequeña celda sin aire acondicionado y levantarse antes del alba para meditar en los templos budistas de ese país


Muchos son jóvenes que se someten durante siete o diez días a una estricta disciplina monacal. Aunque la mayoría suele terminar los cursos con una sensación de serenidad y paz mental, también hay quienes no sobrellevan bien las privaciones o, simplemente, se marchan del templo antes de terminar la instrucción.

"El primer día alguien me quitó el cojín para meditar, mientras que otros tenían hasta cinco", explica Alberto, un expatriado español que decidió dedicar diez días de sus vacaciones a practicar meditación en el templo Suan Mokkh, en la sureña provincia de Surat Thani.

Los meditadores de este templo, situado en un paraje natural de frondosa vegetación, viven rodeados por las túnicas azafrán de los monjes y las figuras doradas de los budas. Un sonido de campana despierta a las cuatro de la madrugada a los estudiantes, quienes duermen sobre camas de madera en pequeñas celdas con barrotes en las ventanas.

Al ingresar en el templo los estudiantes firman un documento mediante el cual se comprometen a pasar diez días en silencio, que sólo pueden romper para resolver algún problema con la dirección, y llevar una vida frugal, con sólo dos comidas diarias antes del mediodía.

No se permiten los libros ni beber alcohol ni fumar ni usar celulares, y hombres y mujeres viven separados para evitar el contacto con el sexo opuesto.

"Ya sé que contado así suena a tortura china, pero yo repetiría la experiencia", asegura Carmen, que también pasó por este templo. "Aunque a veces es bastante duro, también hay momentos mágicos. Es una buena terapia desestresante, para recargas pilas y, sobre todo, un ejercicio de autoconocimiento. En definitiva, creo que hay un antes y un después de Suan Mokkh", añade la joven española, de 28 años.

"Al principio resultaba muy duro estar sentado durante siete u ocho horas para meditar, los horarios y todo eso, pero ahora me siento maravillosamente", admite Christopher, un joven estadounidense.

Los centros Dhamma, que cuentan con sedes en países de los cinco continentes, son conocidos por sus estrictas normas, pero también por la buena organización y por enseñar las mismas técnicas de meditación que Buda divulgó hace 2.500 años.

Algunos templos, como el de Suan Mokkh, cobran unos 2.000 bat (unos 60 dólares o 48 euros) para los gastos de mantenimiento durante los 10 días, mientras que los centros Dhamma sólo piden una donación voluntaria al terminar el curso.
WANGTHONGTAILANDIAEfe

F eltiempo.com/viajes/otrosdestinos/turismo-de-meditacion-en-tailandia_7830781-1

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