En estos santuarios de la diversión y el relax en la capital de Cataluña, España, abiertos al público, se pueden tomar buenos tragos o elaborados cocteles durante las cálidas noches de verano; probar un tentempié, disfrutar de las clásicas tapas españolas y, si el hambre apremia, dar cuenta de una buena comida a mediodía o de una excelente cena de madrugada.
Uno de los lugares preferidos por locales y turistas es la terraza del Hotel Barcelo-Raval. Ubicado en uno de los barrios más tradicionales y de moda de la ciudad, ofrece un mirador de 360 grados en su undécima planta que permite contemplar el atardecer desde los cuatro puntos cardinales, entre las 7:00 de la tarde y la 1:00 de la madrugada, todos los fines de semana, y hasta las 11 de la noche entre semana.
En este espacio, que corona un innovador edificio de planta elíptica, se toman cocteles, mientras el visitante contempla una puesta de sol y se refugia del calor. Si preferimos relajarnos con los pies en la tierra, el Mandarin Oriental Hotel, situado en pleno Paseo de Gracia barcelonés, acaba de abrir este verano su jardín Mimosa, una alegre terraza al aire libre donde sus visitantes pueden disfrutar de una saludable comida al fresco, tomar un coctel de frutas o relajarse con un té helado.
Con una superficie de 660 metros cuadrados, obra de la paisajista Bet Figueras, coautora del Jardín Botánico de Barcelona, Mimosa es un oasis urbano en el que se unen el sol, la naturaleza, la intimidad y una propuesta gastronómica saludable y variada.
La 'dolce vita' japonesa
A pocas manzanas del jardín Mimosa, en la azotea del Hotel Majestic, surge la terraza La Dolce Vita, renovada con una degustación de platos nipones 'Viaje a Japón'.
En la barra japonesa un experto sushiman prepara cada noche deliciosos niguris, makis y sashimis con sake y cerveza japonesa, sin olvidarse de ofrecer especialidades peruanas como el ceviche o los tiraditos marinados con limón, ají y cilantro.
El final perfecto para esta fusión está en los cocteles de inspiración asiática, sin despreciar las mezclas más tradicionales que van desde los célebres cosmopolitan, margaritas o pisco sour, hasta las caipiriñas de plátano o de mango.
De otro lado, el hotel Claris, en pleno centro urbano, se jacta de ser el pionero en abrir su terraza al público hace ya 17 años; en las cálidas noches estivales, su espacio se convierte en punto de cita de empresarios, políticos y personalidades de la vida social y cultural de la ciudad.
Este año inauguró una zona chill out con música de bossa nova brasileña y jazz, al más puro estilo neoyorquino, con actuaciones que se alargan hasta la medianoche y una selección de temas musicales más actuales hasta las 2:00 de la madrugada, para quienes no desean acostarse tan temprano.
En la terraza del Claris también se puede almorzar al lado de la piscina o estirar las noches de verano mientras se disfruta una cena ligera o un coctel, desde la 1.00 p.m. hasta las 4:00 p.m., con ligeros ideales para almorzar al sol y con platos exclusivos más elaborados para al noche, como el solomillo o el caviar.
Al caer la tarde, una visita a la terraza WET, del Hotel W Barcelona, el más nuevo de los hoteles de la ciudad condal, se convierte en el lugar apropiado para la 'gente guapa' que quiere ver y ser vista, y aprovechar el verano para la búsqueda de nuevas amistades.
Más conocido como hotel vela, por el diseño creado por el arquitecto barcelonés Ricardo Bofill, está situado en el paseo de La Barcelonesa, antiguo barrio de pescadores con un encanto ancestral.
En este hotel, que tiene piscina y acceso directo a la playa, el visitante puede gozar con actuaciones de DJ y sesiones 'Copacabana' al más puro estilo brasileño, mientras da buena cuenta de una barbacoa o se inclina por cocteles de autor elaborados con frutas frescas.
Es un punto más en Barcelona en el que el verano se convierte en la excusa perfecta para salir al aire libre, aprovechar las altas temperaturas y comprobar que en esta ciudad es fácil pasarla bien.
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EFE Reportajes
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