La tesis del envenenamiento no le otorga ninguna importancia al protocolo de autopsia del doctor Alejandro Próspero Reverand, ex húsar napoleónico, cirujano mayor del ejército y desde 1830 médico de cabecera de Bolívar, quien no sólo diagnosticó tisis pulmonar sino que estuvo presente durante la identificación de los restos de Bolívar, llevados a Caracas en 1842.
Las sospechas acerca de que Santander pudo haber envenenado a Bolívar son absurdas solo por motivos circunstanciales. No se volvieron a ver jamás desde cuando Santander marchó exiliado a Europa como paria, convertido en un americano errante. Bolívar, por su parte, planeaba partir del país cuando la muerte lo alcanzó en de Santa Marta. Pero poco antes, consciente de su grave estado, y escribiendo fragmentos contradictorios de proyectos irrealizables, había hecho su testamento, firmado su última proclama sobre la unión y recibido auxilios de un obispo y de un cura.
De ser cierto que Santander asesinó a Bolívar, la única oportunidad habría sido a través del doctor George B. McNight, cirujano de una nave de guerra norteamericana que venía combatiendo a los piratas. Fue consultado para tratar la infección pectoral de su paciente por el doctor Reverend. McNight había desembarcado en Santa Marta después de que Bolívar llegó allí en estado crítico, transportado en una silla. Y el doctor Reverend, en compañía de otros de sus colegas, ya había descrito desde tiempo atrás los síntomas de una "vieja enfermedad" que aquejaba a Bolívar. Un presunto envenenamiento sólo habría sido posible mediante pequeñas dosis de veneno administradas durante un largo período de tiempo.
El Libertador, más caudillo político que jefe militar, tenía ciertamente muchos enemigos y salió ileso de varios atentados. Además del ocurrido en la 'noche septembrina', antes habían tratado de matarlo en 1816, en Jamaica. Y dos años más tarde en la campaña de Venezuela, en Rincón de los Toros, cuando un pelotón realista disfrazado de patriota disparó contra su hamaca. Pero Bolívar no estaba en el lugar y escapó "casi desnudo y abandonado por sus amigos", salvado por el coronel Leonardo Infante, quien le prestó su caballo.
Una vida de esfuerzos físicos, mentales y espirituales había dejado huella profunda en la salud del Libertador, que se hizo más evidente con el paso del tiempo. En sus últimos años, externamente no era ya sino la sombra de quien fue. Pero honró el adagio según el cual "la posteridad para los grandes hombres empieza mucho tiempo antes de su muerte, y por lo mismo su historia puede escribirse durante su vida".
Su propia madre había muerto de tuberculosis pulmonar aguda, muy común en esa época. Y el Libertador fue víctima de las enfermedades típicas de campaña. En carta escrita desde Patavilca, en la sierra del Perú, fechada en 1824 y dirigida al propio Santander dejó testimonio de sus padecimientos: «He caído gravemente enfermo. Lo peor... el mal se ha establecido... síntomas no indican su fin... Ud. no me conocería porque estoy acabado y muy viejo». Los relatos de quienes lo frecuentaron y la propia autopsia revelan síntomas de una tuberculosis, empeorada a pesar de los consejos médicos. Durante sus últimos meses nunca dejó de toser.
Pero sin duda la polémica que probablemente se desatará con la exhumación se centra en las trazas de arsénico, cuyos efectos son similares a los síntomas de la tuberculosis y que seguramente la empeoraron. El agua del Perú tenía un alto nivel de ese elemento químico, y también fue un medicamento usado por Bolívar para sus dolores de cabeza, fiebre, desmayos, anemia y hemorroides. Es decir que Bolívar sí consumió dosis moderadas del tóxico a través del agua contaminada que bebía, o como medicación. Todas las pruebas existentes sobre su muerte señalan que los síntomas que padeció no son compatibles con los del envenenamiento agudo, pero con su exhumación sí pueden encontrarse rastros de acumulación en los tejidos, pues estuvo sometido a una larga exposición con arsénico.
Una investigación liderada por el doctor Paul Auwaerter, de la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, Estados Unidos, confirma que la muerte de Bolívar se produjo por "una infección pulmonar crónica diseminada con bacteria respiratoria patógena". Respecto al arsénico, el científico confirmó en una reciente conferencia que "es improbable que hubiera envenenamiento agudo. Lo encontrado me permite deducir que se trató más de un envenenamiento crónico".
Por Pedro Arciniegas
F eltiempo.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario